Cómo hacer Pan Blanco Casero
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Antes de comenzar, asegúrate de reunir y medir todos los ingredientes. Esto te permitirá trabajar de manera organizada y eficiente.
Sobre una superficie limpia, tamiza los 250 g de harina de trigo junto con los 2 g de sal. Tamizar ayuda a eliminar grumos y asegura una mezcla más uniforme. Una vez tamizados, forma un hueco en el centro de la mezcla de harina, creando un espacio para añadir los ingredientes líquidos.
Calienta ligeramente los 150 ml de agua hasta que estén tibios, alrededor de 37°C. Si el agua está demasiado caliente, puede matar la levadura. Añade los 5 g de levadura seca junto con una pizca de azúcar en el agua tibia. La azúcar no es necesaria para la receta en sí, pero ayuda a activar la levadura más rápidamente. Deja reposar la mezcla durante unos 15 minutos, hasta que se forme una espuma en la superficie, lo que indica que la levadura está activa.
Vierte la mezcla de agua y levadura en el hueco de la harina. Comienza a integrar la harina poco a poco desde los bordes hacia el centro, formando una masa. Continúa amasando la masa durante unos 20 minutos. El amasado es clave para desarrollar el gluten, lo que le dará al pan su estructura y elasticidad. Sabes que la masa está lista cuando está suave, elástica y no se pega a las manos ni a la superficie de trabajo.
Coloca la masa en un recipiente previamente engrasado con un poco de aceite. Esto evitará que la masa se pegue durante el proceso de fermentación. Cúbrela con un paño húmedo y colócala en un lugar cálido para que repose durante unas 3 horas, o hasta que haya duplicado su tamaño. Este proceso permite que el pan desarrolle una textura ligera y aireada.
Una vez que la masa haya fermentado y duplicado su tamaño, colócala de nuevo en la superficie de trabajo y amásala durante unos 5 minutos. Esto ayudará a eliminar el exceso de aire acumulado durante la fermentación.
Divide la masa en dos o más porciones, dependiendo del tamaño de los panes que desees. Dales la forma que prefieras: puede ser redonda o alargada. Antes de hornear, haz una cruz o algunos cortes en la parte superior de cada pan. Esto no solo es decorativo, sino que también permite que el pan se expanda uniformemente durante el horneado.
Precalienta el horno a 200°C durante 15 minutos para asegurar una temperatura constante al hornear. Coloca los panes formados en una bandeja ligeramente enharinada o con papel de horno. Una vez que introduzcas la bandeja en el horno, baja la temperatura a 190°C. Hornea los panes durante 20 minutos o hasta que estén dorados y suenen huecos al golpear suavemente la base.
Cuando los panes estén listos, retíralos del horno y colócalos sobre una rejilla para que se enfríen. Esto evitará que el vapor quede atrapado en la base del pan, lo que podría hacer que la corteza pierda su textura crujiente. Deja enfriar completamente antes de cortarlo.
El pan blanco casero es increíblemente versátil. Puede servirse recién horneado con mantequilla, acompañando sopas o ensaladas, o usarse para hacer sándwiches. Algunas ideas incluyen:
El pan blanco casero puede personalizarse de diversas maneras. Algunas variaciones incluyen:
Muchas graciasw