Cómo hacer Baklava Turco de Nuez: Receta Tradicional
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Precalienta tu horno a 175°C (350°F). Engrasa un molde rectangular de aproximadamente 9×13 pulgadas con un poco de mantequilla derretida. Esto ayudará a que las capas de masa filo no se peguen y se deslicen con facilidad al momento de servir.
En un bol grande, mezcla las nueces picadas, el azúcar granulada y la canela molida. Esta será la mezcla que se colocará entre las capas de masa filo para darle el característico sabor del baklava. Reserva la mezcla para más tarde.
Desenrolla con cuidado la masa filo y mantenla cubierta con un paño ligeramente húmedo mientras trabajas, ya que la masa filo tiende a secarse rápidamente al contacto con el aire. Coloca una primera hoja de masa filo en el molde previamente engrasado y unta con un poco de mantequilla derretida usando una brocha de cocina.
Repite este proceso, capa por capa, untando cada hoja con mantequilla derretida, hasta que hayas usado la mitad de las hojas del paquete de masa filo. Esto creará una base crujiente y deliciosa.
Una vez que hayas colocado la mitad de las hojas de masa filo, esparce la mitad de la mezcla de nueces de manera uniforme sobre la masa. Asegúrate de cubrir toda la superficie para que cada bocado de baklava tenga el mismo sabor.
Continúa colocando las hojas restantes de masa filo encima de la mezcla de nueces, untando cada una con mantequilla derretida. Repite este proceso hasta que hayas usado todas las hojas de masa filo.
Esparce la mezcla de nueces restante de manera uniforme sobre la última capa de masa filo. Este paso asegura que el baklava esté lleno de sabor en cada bocado.
Usa un cuchillo afilado para cortar el baklava en formas de diamante o cuadradas antes de hornearlo. Cortar el baklava antes de hornearlo facilita el proceso de servir después, ya que la masa filo se vuelve muy crujiente y difícil de cortar una vez horneada.
Coloca el baklava en el horno precalentado y hornea durante 45-50 minutos o hasta que las capas de masa filo estén doradas y crujientes. Vigila el horno para asegurarte de que no se dore demasiado.
Mientras el baklava se hornea, prepara el almíbar. En una cacerola pequeña, combina el agua, la miel, el jugo de limón y el extracto de vainilla. Lleva a ebullición a fuego medio, luego reduce el fuego y deja que hierva a fuego lento durante unos 5 minutos. Esto creará un almíbar espeso y dulce que se absorberá perfectamente en las capas de baklava.
Una vez que el baklava esté listo y bien dorado, retíralo del horno. Inmediatamente, vierte el almíbar caliente sobre el baklava caliente para que las capas lo absorban bien. Este paso es crucial, ya que el almíbar le da al baklava su dulzura característica y lo mantiene jugoso.
Deja que el baklava se enfríe completamente en el molde antes de servir. Esto permitirá que el almíbar se absorba completamente en las capas y que el postre adquiera su textura perfecta.
El baklava es un postre ideal para compartir, y su presentación puede ser tan elegante como quieras. Puedes servirlo en formas de diamantes o cuadrados en bandejas decorativas. Es común acompañar el baklava con una taza de té o café turco, lo que equilibra su dulzura.
Para un toque especial, puedes espolvorear pistachos triturados encima del baklava o decorar con algunas nueces enteras.
Muchas gracias