Cómo hacer Aceitunas Aliñadas al Estilo de la Abuela
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Si las aceitunas están frescas y tienen un sabor amargo, golpea cada una ligeramente con un mazo o cuchillo para romper su piel. Coloca las aceitunas en un bol grande y cúbrelas con agua. Cambia el agua diariamente durante un período de 7 a 10 días para reducir el amargor natural de las aceitunas. Si las aceitunas ya están curadas, puedes omitir este paso.
Después de desamargar las aceitunas, enjuágalas bien. Colócalas en un recipiente grande con agua limpia y añade sal gruesa al gusto (aproximadamente una cucharada de sal por cada 500 g de aceitunas). Remueve bien para que la sal se disuelva y deja reposar unos minutos para que absorban un poco de salinidad.
En un recipiente pequeño, mezcla los dientes de ajo aplastados, las rodajas de limón, el pimentón (dulce o picante, según prefieras), el orégano seco, el tomillo, la hoja de laurel, el comino y la guindilla si deseas un toque picante. Añade el aceite de oliva y remueve bien para integrar todos los ingredientes, logrando una mezcla homogénea.
Escurre bien las aceitunas y colócalas en un frasco de vidrio limpio y seco. Vierte la mezcla de aliño sobre las aceitunas, asegurándote de que todas queden bien cubiertas por el aceite y las especias. Si es necesario, añade un poco más de aceite para cubrirlas completamente, lo cual ayudará a preservar el sabor y frescura.
Cierra bien el frasco y deja reposar en un lugar fresco y oscuro durante al menos 3 a 5 días. Este tiempo de reposo permite que las aceitunas absorban todos los sabores del aliño. Si deseas un sabor más intenso, puedes dejarlas reposar por más tiempo.
Las aceitunas aliñadas están listas para disfrutar. Sírvelas como aperitivo en una mesa de tapas, o añádelas a tus ensaladas para darles un toque especial. El resultado será un plato lleno de sabor y tradición, justo como lo haría la abuela.
Las aceitunas aliñadas son perfectas como aperitivo en reuniones familiares o como parte de una tabla de quesos y embutidos. Para acompañarlas, un jugo natural de cítricos o un refresco de hierbas complementará el sabor. También pueden añadirse a ensaladas o servir de guarnición para platos principales, especialmente en comidas mediterráneas.
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